Mirando al mar

Unas vacaciones de Semana Santa, mirando al mar y con un solecito muy agradable escribí este texto.
Hace tiempo se cantaba que corren malos tiempos para la lírica. Y hoy están malos para la honradez y el esfuerzo. Reivindicar algo parecido es “mear fuera del tiesto”.
Una barca, barquita, trata de avanzar remando. Parece que ya lleva pescando un rato y el mar, como un plato, la tiene sujeta por todos los lados. Una cometa sube y baja dando mil curvas al viento.
Pero nos esforzamos en los malos tiempos, y honramos a aquellos que nos enseñaron un camino que nos convence.
El suave va y viene de las olas, teje un fondo sonoro sobre el que se incorporan algunos pajarillos. Sigue la barca intentando avanzar y vuelve a tirar una red en el proceloso mar.
Cuando parece que todo es imposible y que nuestro corazón no nos deja ver, surge el tiempo que coloca todo en su sitio.
Una nube de arco iris refleja el verdiazul del agua. Algunos paseantes se acercan a la orilla, al encuentro del gorgoteo marítimo.
Para poder caminar necesito el mar ruidoso y me esfuerzo en contemplar porque a veces paso demasiado rápido ante la belleza. La barca sigue avanzando, pesadamente. Los pájaros canturrean desde lo alto.